Un caleidoscopio (del griego kalós, bella, éidos, imagen y scopéo, observar) es un tubo que contiene tres espejos, que forman un prisma triangular con su parte reflectante hacia el interior, al extremo de los cuales se encuentran dos láminas traslúcidas entre las cuales hay varios objetos de colores y formas diferentes, cuyas imágenes se ven multiplicadas simétricamente al ir girando el tubo mientras se mira por el extremo opuesto.
El caleidoscopio moderno fue inventado en 1816 por el físico escocés David Brewster, quien lo patento en 1817 pero nunca gozó de una remuneración.